En julio del año 1610 murió, abandonado e irreconocible, uno de los pintores más importantes de la historia occidental; un hombre volcánico cuya obra es reconocida como deslumbrante, universal y atemporal. Este texto recuerda al genio lombardo y su importancia en el tránsito entre el Renacimiento italiano y el Barroco, con el protagonismo de su particular estética del vacío, que contiene el germen de la primera modernidad.
22 julio, 2018